Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


492
Legislatura: 1869-1871 (Cortes Constituyentes de 1869 a 1871)
Sesión: 5 de marzo de 1870
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Carrascón
Número y páginas del Diario de Sesiones: 231, 6.235, 6236
Tema: Orden de internación al Sr. García López

El Sr. Ministro de ESTADO (Sagasta):Ya comprenderá el Congreso lo difícil que me ha de ser contestar en serio a la explanación d la interpelación que acaba de hacer el Sr. García López; pero el respeto que las Cortes Constituyentes me merecen, y la deferencia que yo debo y quiero tener siempre con mucho gusto hacia todos mis compañeros, me impiden tomar la cosa tal y como la cosa lo merece. [6.235]

Empiezo por protestar contra lo que S.S. ha aseverado, insistiendo en su primera idea de que el Gobierno español haya pedido nada respecto del Sr. Orense. El Ministro de Estado no se ha metido con el Sr. Orense para nada; y ahora voy á hacer una declaración al Sr. García López. Si dependiera del Ministro de Estado la permanencia del Sr. Orense en Bayona, el Ministro de Estado lo dejarla allí para in secula seculorum: cuanto más conspire y trabaje el Sr. Marqués de Albaida contra el Gobierno español, tanto mejor está en la frontera francesa y en cualquier punto donde haya trabajos de conspiración; esa es la idea que yo tengo de los trabajos de conspiración del Sr. Marqués de Albaida.

Pero aparte de esto, yo pregunto al Sr. García López: después de la declaración que el Gobierno ha hecho, ¿a qué viene la interpelación? Yo me he hecho cargo de que S.S., sin duda en las ilusiones que tiene por una confederación general, ya se cree en un Estado dentro del Estado general de Europa; y S.S., en vez de dirigir una interpelación al Gobierno español, la ha dirigido al Gobierno francés. Si es así, yo me atrevo a trasladar las palabras de S.S. al Sr. Ministro de Negocios Extranjeros de Francia, a ver sí S.S. tiene la bondad de contestarle. Pero ha dicho S.S. una cosa muy grave; grave para S.S., y grave para sus compañeros, aun cuando S.S. en la improvisación ha venido a decir después lo contrario; pero en fin, bueno es que consten las dos cosas. Ha dicho S.S.: el Sr. Marqués de Albaida no está emigrado; pero es hombre de ánimo levantado, y no pudiendo resistir las cosas

que pasan en este país, se ha ido s países extranjeros. Entonces, ¿es que S.S. no se cree con ánimo levantado? ¿Es que S.S. ni sus compañeros tienen ánimo levantado? ¿Es que se creen rebajados ante lo que pasa en este país? Pues entonces, tanto peor para S.S. y para sus compañeros. (Un Sr. Diputado de la minoría republicana: Y para Usted.) Para mí, no; yo no veo que pase aquí nada de particular, nada que no sea regular ni natural, y por eso estoy bien aquí, teniendo ánimo levantado; pero los que creen que teniéndole deben marcharse del país para no ver lo que en el país pasa, esos no tienen ánimo levantado sino se marchan como el Sr. Marqués de Albaida.

Pero después S.S. ha venido á decir lo contrario: que no todos pueden resistir lo que aquí pasa, y que los que tienen el ánimo apocado, tienen que marcharse al extranjero. S.S.,después de hacer un elogio tan grande como merecido del Sr. Orense, lo trató tan mal, lo empequeñeció hasta ese punto, hasta suponer que el Sr. Orense es el último de sus correligionarios en espíritu y en ánimo levantado. Si no fuera porque la cosa en realidad no puede tomarse en serio, yo en lugar de levantarme a contestar a la interpelación del Sr. García López, ala cual en realidad no tengo nada que contestar, tendría que levantarme a defender al Sr. Orense, a quien S.S. ha maltratado.

Resulta, pues, que el Sr. García López, que se levantó airado en la idea de que yo había atacado al Sr. Orense, es precisamente el único que lo ha atacado, y yo me

veo obligado a defenderle diciendo que por lo menos el Sr. Orense tiene un ánimo tan levantado como cualquiera de los demás compañeros suyos que enfrente se sientan. Y yo no tengo que decir nada más, sino que repito que el Gobierno español no ha hecho nada contra el señor Orense, y que yo, Ministro de Estado, no me ocupo del Sr. Orense ni me ocupo de S.SS., á no ser que S.SS. quieran que me ocupe de ellos, en cuyo caso lo haré con sumo gusto.

Que yo soy una contrariedad para la libertad; que yo soy un obstáculo para la libertad. No; para lo que soy un obstáculo; para lo que soy una contrariedad; para lo que pienso serlo mientras tenga aliento, es para la perturbación que S.SS, con sus exageraciones, quieren introducir en este país; es para evitar que S.SS. ahoguen la libertad en los excesos de la anarquía. Para esto he sido, soy y pienso ser una contrariedad cada día más fuerte, cada día más constante y cada día más duro.



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL